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  • Foto del escritor@javoesquivel

El disfraz de la nueva política

Actualizado: 7 feb

La narrativa en la cual se enfrenta la nueva política contra las viejas formas del pasado no es nueva en el ámbito de las campañas electorales en México y en América Latina.

 





¿Por qué falla el relato de la “Nueva política”?

En el pasado reciente un amplio número de aspirantes presidenciales y a cargos de elección popular han utilizado dicho relato de contraste sin mucho éxito debido a cuatro factores: Falta de coherencia de lo nuevo con la reputación del o la aspirante, la imagen del partido, la credibilidad de la oferta electoral y la efectividad para comunicarlo.

 

En nuestro país la lucha de lo novedoso contra lo antiguo ha sido también abanderado por asociaciones de la sociedad civil interesadas en los asuntos públicos y algunas personas que han aspirado a un cargo de elección popular de forma independiente.

 

No obstante, tampoco han cumplido la mayoría de los requisitos necesarios que obliga la fórmula para hacer congruente y efectiva la propuesta.

 

Quien de los electores de cualquier rincón del país no quisiera pensar que la metamorfosis y transformación de la mal trecha y desprestigiada clase política fuera posible.

 

Sin embargo, es totalmente improbable que pueda tener cabida en los próximos años y mucho menos en este proceso electoral en el que se renuevan miles de cargos de elección popular.

 

¿Qué es la vieja política? ¿Realmente hay una nueva?

Los partidos políticos, en los hechos, repiten prácticas y vicios de cuotas y cuates para la asignación de candidaturas y designación de lugares plurinominales en los espacios legislativos.

 

Pierde todo sentido hablar de hacer nueva política con los viejos y mismos cuadros directivos de siempre. Nadie duda que todos los dirigentes partidistas ocuparán una curul o un escaño sin ningún esfuerzo.

 

No se puede de hablar de una nueva política cuando las y los personajes políticos cambian constantemente de partido al no verse favorecidos y buscan de alguna manera mantenerse activos en la política nacional o local.

 

En el presente proceso electoral no hay partido que no tenga en la lista de sus postulaciones a un cargo de representación popular a una persona que recientemente haya renunciado a los colores de otro equipo.

 



La exclusión deliberada de perfiles ciudadanos en el proceso electoral es prueba contundente de que no hay intención de probar nuevas fórmulas para mejorar imagen, reputación, credibilidad, confianza y representación.

 

Desde ahora se puede anticipar quienes serán las personas protagonistas del Congreso de la Unión y quiénes serán merecedoras de la reelección sin una evaluación social.

 

No puede existir nueva política cuando cónyuges intercambian posiciones de gobierno en el ámbito local. En México una sola pareja o familia puede gobernar hasta por doce años una localidad municipal.

 

La nueva forma de hacer política palidece cuando se impulsan en los cargos públicos federales, estatales y municipales a esposas, hermanos, hijas, hijos y parientes.

 

Revisar la relación consanguínea que existe en la clase política de todos los partidos y en todos los niveles de gobierno no es un ejercicio ocioso, pero si una agravante para intentar comunicar la nueva política.

 

Comunicar la nueva política en México como propuesta electoral es de primera instancia de impacto mediático y lo es más cuando se acompaña de publicidad y propaganda, pero termina siendo de escasa efectividad al ver el origen y qué o a quiénes representan los emisores y portavoces de lo supuestamente nuevo.

 

El optimismo de año nuevo, la efervescencia electoral y las ganas de participar de la sociedad civil para mejorar el estado de las cosas del país siempre es un aliciente, empero no son suficientes cuando la buena reputación, imagen, credibilidad y confianza en los partidos y políticos que se disfrazan de ser portadores de la nueva política son bienes muy escasos.

 

 

@Javoesquivel.

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